domingo, 10 de agosto de 2008

La necesidad

Se sentó ante la mirada atenta de ella. Le llamó la atención que hubiese llegado tan temprano. Nunca llegaba temprano. Las copas sobre la mesa indicaban que estaba desde hacía rato sentada en esa silla. Ella, cruzada de piernas, jugueteaba con un cigarrillo apagado entre los dedos. Varias veces la había oído decir palabras horribles contra la ley que le prohibía fumar en los restaurantes.
Luego de acomodarse, levantó la vista para verla. Lo miraba. Fijamente lo miraba. Se sintió diminuto ante aquella imagen imponente, frente a sus ojos que se hundían en el oscuro abismo de su alma, en los labios carmesí ya desteñidos de besar las copas y hombres serios y poco románticos.
-¿No llegué tarde, no? -murmuró mientras acercaba su muñeca a la cara para ver la hora, fingiendo desconocerla.
-Sabés que no. Sos más puntual que un ferrocarril inglés -le respondió. Su aliento olía a whisky.
La miró con detenimiento. Su voz agresiva por la ebriedad, su cabello despeinado, sus ojos, único resquebrajamiento en la muralla infranqueable que había logrado construir para impedir que alguien pudiera acceder a su alma, tristes, y su silueta, no tan maravillosa como quizás lo había sido en otros tiempos, pero fascinante de todos modos. Cómo lo deslumbraba esa mujer, así imperfecta y todo, había sido el centro de su vida y sus preocupaciones los últimos años, desde el momento en que la había conocido, desde aquella vez que lo había contratado para fotografiar una infidelidad.
-No estás bien, ¿pasó algo?
-No me pasa nada.
-El lameculos te tiene podrida, ¿no? Yo te avisé.
-No lo llames así a Gastón. Además no tiene nada que ver con esto. No es como Victor.
-Nunca dije que lo fuera. Son dos gusanos, pero cada uno a su manera.
-¿Por qué te molesta tanto que salga con Gastón?
-Porque no es para vos. No estás bien con él. Desde que salís con ese tipo estás hecha una vieja chota y todo lo que tenías de juvenil, tu espíritu divertido y alegre, ahora está muerto, y necesitás divanes para consolarte por la pérdida. Antes, cuando eras libre, vivías a tu modo, sin oír comentarios ni aceptar limitaciones, y eras un gato salvaje que no le rendía cuentas a nadie. Ahora buscás felicidad en la mierda que elegiste y te estás dando cuenta, de a poco te estás dando cuenta, de que no hay felicidad, sólo mierda.
-¡Basta! ¡Callate, querés!
Él le hizo una seña al mozo y le pidió un fernet bien cargado. Quedaron en silencio, él mirándola, ella buscando explicaciones en su pollera que le permitieran refutar lo que acababa de oír.
-¿Para qué me llamaste?
-Quería verte. Hace mucho que no nos hablamos. Me sentía sola.
-¡Nos vimos el fin de semana pasado!
-Andate a cagar. -Él se levantó y comenzó a vestirse, mientras que ella, sin inmutarse, siguió todos sus actos con la mirada. Se puso el sobretodo y caminó hacia la puerta de la calle. Entonces, dándose cuenta de que realmente se iría del bar, lo corrió y lo tomó del brazo. Al verse frenado, la miró a la cara. No le dijo nada. Ella lo miró con sus ojos tristes, ajados por el error, por la negación, por el rechazo a oírse a ella misma por sobre los comentarios de los demás. Y él no requirió de muchos más reclamos. Se detestaba por amarla tanto, y sus represiones a sus sentimientos tenían límites. Los ojos de pena en su rostro de lágrimas invisibles le quitaban toda clase de autonomía. Él lo sabía, y sabía que ella también lo sabía. Y eso le molestaba. Lo peor de estar enamorado es el hecho de saber que uno es un prisionero voluntario. O peor aún, un prisionero que no lo detienen barras de acero, sino su misma mente.
-¿Querés que me siente? -Ella asintió.
-Hace mucho que no me hablás de vos.
-No tengo nada que contar. Y no me jacto de ello. Estoy solo y amargado.
-Eso me gusta. Hablar con vos me pone en mejor estado porque estás peor que yo.
-No sé si putearte o saltar sobre tu cogote.
-Me gustaría verte en mi cogote.
-No me desafíes.
-No tendrías huevos, corazón.
Alguien puso una moneda en la rockola y empezó a sonar un rock. Ella se levantó y lo empujó lejos de la mesa y empezó a bailarle. Si estaba seguro de algo era de su pésima forma de bailar. Ella, en cambio, qué manera de moverse, desplegaba su artillería de sensualidad y le daba colores a toda la vida gris de su compañero. Cómo la deseaba, así, desgastada por los años como estaba, no le importaba, de hecho, le gustaba más todavía. Lo apuró tomándolo de la mano. Quiso zafarse, pero no pudo. Lo tenía bien agarrado. Y le bailaba y jugaba con él.
Sonreía. Él se dio cuenta de ello. Era feliz, estaba contenta. Su sonrisa cínica brillaba hermosamente en sus labios, y sus ojos misteriosamente rejuvenecían a cada segundo que pasaba bajo las influencias del baile que desplegaba. Él arriesgó unos pasos imitando a los muchachos que bailaban a su lado. Pero se enredaba los pies con facilidad y tropezaba con habitualidad. A cada paso mal hecho ella reía más y más. Tal vez fue eso lo que lo envalentonó para, payaseando, acercarse más a ella. Acercaron sus rostros, y al momento en que avanzó, ella con delicadeza acomodó su mejilla y le dijo al oído:
-Sos el rincón de felicidad de mi alma. No quiero que me lo arrebate.
Bailotearon un poco más, ya cada vez con menos ganas e intensidad. Al poco tiempo estaban nuevamente en la mesa, mirándose.
-¿Por qué no puedo tener la posibilidad?
-Difícil de explicar.
-Creo que se acabó mi noche... tu papanatas anda dando vueltas cerca de la puerta.
Ella se dio vuelta y, al verlo fue hacia él, y lo besó en la boca. Él apuró el fernet, se puso el sobretodo y salió a la calle. Otra vez la había dejado jugar con él, y el resultado volvía a repetirse como en los últimos años. Si supiera todo el daño que causa, ¿lo seguiría haciendo? Por las dudas no se lo iba a decir. Al menos guardaba esperanzas, lo único que nunca nadie logró quitarle. Ni ella. Se fue a dormir pensando que la vida tiene muchas contradicciones pero que las aceptaría siempre y cuando ella lo siguiera necesitando.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro mucho que haya vuelto a las andanzas, se extrañaban sus cuentos.

Me gustó, en ciertos momentos noté un paretesco de familia con "La cita", pero hay algo distinto. La mujer anónima de "La cita" acá no es anónima, es una "vieja" conocida que causa ilusión y desencanto, esperanza y frustración. Es lo que yo llamaría la Figurita Difícil. Podría conjeturar que las mujeres de "La cita" son aquellas con las se intenta olvidar a esta mujer precisa del presente cuento. Pero no me animaría a semejante osadía, porque ello implicaría reconocer un contenido muy alto de realidad que subyace a ambos cuentos.
Y porque ello también implicaría decir que las mujeres de "La cita" no generan un dolor auténtico sino que el sufrimiento sería como una sombra de la pena real.

Tal vez haya algo de todo esto. Creo que en sus cuentos está usted mismo porque usted es aquello que escribe.

Anónimo dijo...

Es cierto. Cuando uno escribe pone algo de sí en eso. Nadie puede sacar nada afuera si no tiene nada adentro.
Celebro que haya vuelto a subir un cuento.

FerchuM dijo...

Agradezco los comentarios de ambos, siempre fieles al blog y a lo que tengo que contar.
Pasó mucho tiempo desde la última vez que escribí, y las razones giran en torno a un viaje y sobre todo a otro blog que anduve desarrollando por estos días. De hecho, si se observa, en el otro blog escribí durante el tiempo que acá no se publicó nada. No es casual.
Tampoco es casual si algunos de los personajes ya sea de este relato como el de la cita, que traen a colación, se parecen a mí. Pero por cuestiones de política pública niego ser cualquiera de ellos. Prefiero que sean el estandarte de los románticos, de los rusitos salzman que llevamos adentro y que muchas veces escondemos de esta sociedad bien pija que busca eliminar nuestros sentimientos nobles.

Anónimo dijo...

jajajaja "el estandarte de los rusitos salzman" por favor... basta con eso!
Hay muchisimo de rescatar del relato, mas alla de la excelente redaccion. Sinceramente me llegó muchisimo. Lo mas triste del relato es la mala suerte del pobre hombre que se enamora de esa perra. Y sinceramente me resulta mas facil creer que lo del tipo es una obsesion y no amor, de otro modo no podria quererla tanto tiempo mientras ella le hace las mil y una. Sin embargo es muy analogable (a modo de parodia) a lo que le pasa a cualquiera que no consigue lo que busca, pero antes de martirizarse por alguien que no lo merece, mejor buscar en otra parte...

FerchuM dijo...

Creo que esta historia habla de un enamorado que entregó su alma por amor y ahora está encadenado en el infierno de un "no".
Por otra parte, también habla de la que el ruso llama "la perra", que en el fondo de su psicología no es tal, por más que visto en frío lo parezca. Esta mujer es la representación de un sufrimiento constante que encuentra cierta paz a su dolor a partir del enamorado, y calculo que sus angustias le cierran el alma y los ojos a sus sentimientos, conduciéndola a una negación de los mismos. Tal vez en esa fragil negación subyace la única esperanza que atará de por vida al pobre infeliz a la mujer que marcó su vida.
En cuanto a la obsesión, no termino de estar de acuerdo. Para mi es un gran amor el que le tiene, porque a pesar de las mil y unas que le pueda hacer, él seguirá fiel a su sentimiento. Además, las mil y unas no son parámetros de amor. Los hijos le hacen mil y unas a los padres y ellos, de todos modos, los siguen amando.
Esas mil y una que ella le hace seguramente mientras duren, no dejan de ser para él diminutas fisuras en un gran paredón de concreto que contiene los sentimientos, emociones y deseos de ella. Su trabajo tal vez le lleve toda una vida, quizás menos o más, pero él sabe que en el momento en el que consiga cavar aunque sea un hueco, por mínimo que sea, la estructura que contiene lo que él busca se desmoronará, y ella va a ser libre y feliz. Y él también. Ahí radica su amor.
Y la frase: "antes de martirizarse por alguien que no lo merece, mejor buscar en otra parte...", ya la escuché miles de veces. Seguir ese consejo implica abandonar un sueño por una zoncera. Si uno se martiriza por alguien es porque considera que se lo merece. Pese a no ser católico ni religioso, opino que Jesús no se martirizó por la humanidad por capricho...

Anónimo dijo...

" Si uno se martiriza por alguien es porque considera que se lo merece. " (si bien yo hable de "merecer" tengo mucho para hablar sobre el tema, lo dejo para otro comentario cuando tenga mas tiempo).
Que equivocada puede estar alguna gente...
pero como darse cuenta si uno lo esta?
Quizas tengas razon... alguna vez te habre contado que mi primera novia era de ultra derecha... y yo la queria igual.
Parece un laberinto sin salida, tus argumentos son validos. De todas formas la mina esa es una perra, y el tipo pobrecito... el amor no es para pasarla mal, es como el fuego... podes cocinar con el, o podes prender fuego una tienda de carpas.
De todas formas, admito que lo que decis me abrio un poco la cabeza.
Te mando un abrazo

Anónimo dijo...

Sí, para mi el amor y la obsesión no es lo mismo. Debe ser uno de los pocos puntos que no concuerdo con el buen texto que el ruso subió en el capítulo 8 de Baños publicos.

También concuerdo con Ferchum cuando dice "la frase: antes de martirizarse por alguien que no lo merece, mejor buscar en otra parte..., ya la escuché miles de veces [...] Si uno se martiriza por alguien es porque considera que se lo merece".

Yo no le recomiendo a nadie el olvido, porque no sé olvidar. El olvido no se recomienda, simplemente sucede (considero que olvidar, en temas de amor, significa superar). No sé cuál es la fórmula para olvidar, no sé si existe esa fórmula. Tal vez alguno la tenga. (Si lo conocen, díganle que quiero hablar con él).

Lo de la perra... nunca había escuchado eso rusito jajaj

Anónimo dijo...

Cuando puse enamorado/obsesionado nunca dije que sea lo mismo... eso lo interpretaste vos... dije que tanto el enamorado como el obsesionado hacian lo mismo por conquistar a su mina, y que eso no los convertia en romanticos... me extraña que creyeras que considero que son lo mismo!
No se a que te referis sobre "la perra" hay personas que francamente no "merecen" el verdadero amor, nadie vive enamorado, y en los momentos de sobriedad afectiva uno puede decidir si realmente va a dejarla pasar o si la va a seguir luchando. Si bien no es lo unico, siempre hay que poner en la balanza (entre otras cosas) con que clase de persona uno esta tratando (intentando ser objetivo).
Por esto es que no concibo que el pobre tipo siga buscando a una mujer en esa situacion despues de tanto tiempo, se paso de masoquista... teniendo una sola vida, esa mujer de la que fer habla no vale la pena.

Anónimo dijo...

Rusooo, claro que reconozco que al escribir "enamorado/obsesionado" interpreté que los dabas por equivalentes (me pareció que al ponerlo así quedó como si fueran términos intercambiables), me sorprendió descubrir eso, pero me pareció una cuestión menor ante la envergadura del texto. Por eso me parece válida esta aclaración que me hacés para sacarme la confusión.

Yo no me refiero a nada con lo de la perra, sólo que me causó gracia, pero igual es jodido reconocer que la mina que te enloquece es una perra. Lo puede reconocer un tercero, pero a uno se le vuelve más complicado. Por eso, entre otras cosas, "es tan largo el olvido".

Anónimo dijo...

Comparto en que es jodido. Es jodido en terminos de sufrimiento, pero no es para nada imposible, te lo dice alguien que estuvo en el infierno y en el cielo, alguna vez me enamore de la mas perra y de la mas buena... y siempre es mas jodido y mas doloroso, cuando uno sabe que es esclavo de una mina que no lo vale. Ambas son dificiles de olvidar, pero mas lindo es el recuerdo de quien realmente supo apreciarte.

Anónimo dijo...

No creo que eso sea amor. Pienso que una persona que se martiriza de esa manera está obsesionada. Esa seguridad de creerse el correcto es una mentira más que el tejió para aferrarse a esa mujer. Este hombre subestima los sentimientos de ella. ¿Acaso la mujer no puede descubrir por si sola el amor? ¿Acaso el querer ser amado y ser una buena persona es suficiente para merecer este sentimiento? Yo creo que no. Y si se tratara de un amor verdadero (cosa que no creo) esto tampoco es suficiente para alcanzar un amor mutuo y correspondido. Ojala lo fuera pero uno no elige de esa manera, tan racional.
Creo que ella es más valiente que él al intentar encontrar el amor. Equivocándose pero volviéndolo a intentar. El hombre criticando de esa manera las elecciones de ella (sus parejas) solo logra hacer mas evidente una rabia, una envidia contenida que le hacen mal. Ella actúa, busca el amor. No se queda quieta en las palabras o en situaciones imaginarias. La mujer de la historia no niega, es el hombre el que lo hace. Imaginando que es el único que la puede hacer feliz, convencido erróneamente. Es una clara obsesión desde mi punto de vista.

FerchuM dijo...

Interesantísimo comentario, Bacacay, y por supuesto, los siempre presentes amigos del blog, rusito y disce, en ese contrapunto en prosa que arrojaron en los comentarios.

Personalmente no sé tanto como ustedes del tema, sobre todo como Bacacay, que utiliza un lenguaje practicamente científico para definir que el sentimiento de él es una obsesión y nada más. Pero también me quedo con lo que Bacacay dice, en cuanto a la irracionalidad del amor, y a partir de ahí hilo un par de ideas. Siento que pretender diferenciar el amor de la obsesión es bastante difícil porque el amor es irracional y a veces ilógico, o difícil de explicar el por qué de ciertos sentimientos. Digamos que el decir por qué sí con uno y no con otro contiene tal vez la misma irracionalidad de aquel que no puede dejar de pensar en esa persona. Cierto es en este caso que, al parecer, por lo que dice el texto, el hombre se cierra indefectiblemente sobre el amor hacia ella, y nada más, pero recuerdo casos de amigos que teniendo mucho levante, de cualquier manera seguían pensando en esa única chica por la que realmente sentían algo, y sin llegar a cerrarse solo en ella, porque también buscaban otros amores, pero terminaban siempre fracasando. Es más, llegué a conocer un caso de uno que estando perdidamente enamorado de una chica, decidió alejarse para dejar de sufrir, salió con otras, vivió su vida, y un día se la cruzó, y no hubo manera de que evitara sentir ese mismo sentimiento que interrumpiera.
¿Hay obsesión en eso? Tal vez sí, pero tal vez es cierto que haya que desmitificar un poco a la obsesión, porque si bien es algo negativo, siento que termina siendo siempre como un viaducto para lavarse las manos: "No es amor, es obsesion". No estoy tan de acuerdo... qué saben acerca de cómo está él, además de que muy probablemente ella hasta haya pasado por las mismas circunstancias, y en ese momento se esté contradiciendo al solo efecto de no sentir como una cierta culpa. Porque creo que la obsesión sirve también a modo de purgar culpas: "le dije que no porque estaba obsesionado" suena menos duro que: "estaba enamorado y le dije que no".

Yo sinceramente no tengo un medidor de obsesión, y no sé de psicología ni de estas cosas del amor. Probablemente esté diciendo burradas, pero desde mi ignorancia creo que si una persona siente algo por otra y eso que siente es fuerte, calculo que sería capaz de hacer todo lo posible para estar con esa persona. Y si se deja amedrentar por un "no", si abandona su sueño, su fe, ese sentimiento que le hincha el pecho al oír de ella, que lo hunde en angustia cuando la ve con otro, que le da esperanzas, alegría y ganas de desafiar a quien sea para demostrar una milésima de lo que haría por ella, si esa persona decide abandonar todo eso, entonces no sentía lo que realmente decía sentir. Pero si lo mantiene es un obsesivo... Si la otra persona no quiere saber nada, ese ser es un ser obsesivo, ahora si le da cabida, deja de ser obsesión, y se transforma en amor... la verdad es que hay tantas cosas que no me cierran...

En cuanto a ella, ya lo dije en comentarios anteriores, y estoy de acuerdo con Bacacay en ciertos puntos. Respecto a lo que la mujer siente por él y el modo de tratarlo creo que se ve bien retratado en ese fragmento en el que cuando la quiere besar ella le dice al oído que tiene miedo de perderlo. Ella lo valora, lo quiere, no como novio, ni amante, ni esposo, pero lo quiere. No considero que sea una perra, ni una turra. Si el no tuviera esos sentimientos hacia ella, sería el amigo ideal, que es lo que ella quiere ver en él. De modo que, tal vez ambos se necesitan pero de maneras diversas.

En relación a los amantes de ella, coincido con que él no está autorizado a hablar porque tiene un interés en el asunto, y por lo tanto su actuar es muy subjetivo. Pero creo que lo que el relato muestra también es ese engaño con el que a veces uno también juega de que las cosas marchan bien, y sin embargo empiezan a filtrarse en gestos, miradas, etc., como un pesar que el que lo sufre lo niega. Y los que están al acecho, como el "él" de la historia, sea por amor y/u obsesión, las descubren al instante. Pero quizás tampoco sea lo correcto que él sea el que le advierta de que ella no está bien. Al fin de cuentas, uno aprende mejor cuando se equivoca y descubre el error que cuando se lo señalan.

Anónimo dijo...

Cada vez me sorprendo más de vos, sos un genio nene!!!!
La primera vez q me meto en tu blog, pero no la última!!!!!!!
Andreeeee